Por Emilia Ulloa
Cuando decidí estudiar Comunicación Ambiental en la universidad, nunca imaginé que tendría que dar una y otra vez la misma explicación sobre lo que hago.
“¿Hablas con los árboles?”, “¿hablas con los animales?” No es una broma. Este es el tipo de preguntas que más escucho cuando digo a qué me dedico. La respuesta lógica es un simple y rotundo no. Por eso, voy a contarte qué es la comunicación ambiental.
Los primeros artículos en revistas científicas se registraron en la década de los 70s y hablaban vagamente de la necesidad de comunicar sobre los desafíos ambientales de la época. No es hasta el año 2000 que aparecen revistas especializadas en comunicación ambiental y marketing ecológico, así como websites, blogs, movimientos en redes sociales, y hasta asociaciones internacionales como IECA (Asociación Internacional de Comunicación Ambiental).
Hoy por hoy nuestra labor representa un desafío constante en una época de crisis donde escuchamos sobre la extinción de miles de especies, la deforestación, el cambio climático o la contaminación por plásticos casi a diario.
A pesar de esto, el propósito de un comunicador ambiental será siempre reforzar la conexión entre el ser humano y la naturaleza que hoy parece desvanecerse, concienciar y educar a personas con sentido crítico y empoderar a los ciudadanos para que se involucren con lo que sucede y luchen por defender el planeta.
En resumen, apuntamos a construir sociedades ambientalmente sostenibles. Y esto no es una tarea sencilla. Pero eso tal vez ya lo sabías, porque posiblemente ya te has vinculado con esta profesión. Lo que tal vez no sabías es que los comunicadores ambientales compartimos un grupo peculiar de características. Así que continúa leyendo, porque los próximos párrafos te revelarán si tú eres un comunicador ambiental.
1. Sientes pasión por defender el ambiente
Tu amor por la naturaleza y los animales es una de tus cualidades más importantes. Si te preocupas por defender causas ambientales, tienes lo imprescindible. Ser comunicador ambiental es una labor con propósito noble.
2. Conoces la ciencia detrás del problema
Posiblemente has tenido que lidiar con conceptos técnicos o investigar rigurosamente sobre hallazgos científicos que parecen escritos en otro idioma. Para poder comunicar e interpretar el mundo ambiental y sus problemáticas actuales, has formado una sólida base científica y técnica. Así que toda información que divulgas suele estar respaldada por hechos y cifras de fuentes fiables y apropiadas.
3. Eres un comunicador en la teoría y la práctica
Interpretar y desarrollar mensajes con información científica y ambiental es un arte, y tú eres el artista. Utilizas la ciencia de la persuasión y tu conocimiento sobre herramientas y estrategias de comunicación para plasmar contenidos ambientales en lenguajes comprensibles, para llegar a las audiencias relevantes con los mensajes clave, en el formato más eficiente y en el momento preciso. Creas campañas con la capacidad de cambiar opiniones, actitudes y sobretodo comportamientos.
4. Eres multidisciplinario
En la mayoría de los casos debes ser más que un comunicador, te conviertes en un educador o un psicólogo, porque sabes cómo utilizar recursos pedagógicos y educomunicacionales para transmitir conocimientos, experiencias y valores “verdes”.
Seguro te ha tocado sumergirte en disciplinas como el periodismo para producir reportajes o noticias interesantes para distintos medios. Te has transformado también en un ecólogo o biólogo para interpretar un informe técnico sobre especies en peligro, o en un abogado, para descifrar cómo funcionan los convenios internacionales y las leyes ambientales.
5. Explotas tu creatividad para que tu causa ambiental brille
Ser creativo es tu mejor aliado al momento de proponer soluciones para luchar contra la saturación de información y destacarte con temas ambientales. Buscas diversas ideas y propuestas inspiradoras para contar tus historias, compartes información de valor y, sobre todo, te arriesgas a ser diferente para ayudar al planeta.
